Para este plato clásico de la cocina chilena hay que acercarse a una medialuna en épocas de rodeo. Si no es posible, sirve cualquier huaso setembrino, de esos disfrazados, pero el resultado es poco auténtico.Ya en la medialuna, elija el huaso que más le guste. Los gorditos son ideales porque tienen la proporción justa de grasa para esta preparación. Manténgase atento y, cuando se encuentre compitiendo en las colleras, use alguna artimaña para que el huaso gordito se caiga del caballo, de manera que el resto de los participantes, novillo incluido, le pasen por encima. Cuando la batahola haya pasado, recoja al huaso arrollado y arranque a perderse. Ya en casa, amárrelo con poncho y todo con un cordel grueso y échelo a cocer en un fondo. Una vez cocido, enfríe y sirva con mayones casera y salsa verde.
